En directo, desde la capital…
Texto: Diego Fernández
Regresaba Boiler Room a la capital, esta vez a la sala La Rivera y con una principal novedad: su profesionalización dentro del sector electrónico. Venía de recorrerse los últimos 5 meses por distintos continentes pretendiendo buscar explorar los orígenes de las escenas musicales de los distintos países que ha pisado intentando documentar la esencia de cada país y de su música, y tras su paso por Barcelona el pasado año, por fin recaía de nuevo en la capital.
En esta ocasión, Boiler optaba por “industrializar” más la cosa optando por una jornada previa en el Palacio de las Alahajas enfocada a la industria y escena musical electrónica e incluyendo charlas y ponencias con diferentes personajes del sector. Comisariada esta vez por una marca como Ballantines –bajo el lema de True Music-, el archiconocido buque insignia en esto de las retransmisiones electrónicas en directo volvía a pisar suelo madrileño tras su anterior paso por el Palacio de prensa de Callao. Y lo hacía con Maya Janes Coles como abanderada de la marca a la que se sumaban, escogidos a dedo por la propia británica, un elenco de b2b confirmados por varios de los nombres que copan festivales y clubes de medio mundo -Monika Kruse b2b Andrea Oliva, Anja Schneider b2b Cassy, Shlomi Aber b2b Boddika y en clave nacional, Marc Piñol b2b Eduardo De La Calle y Sano b2b Uroz-. Y es que viendo el line up ya se mascaba la tragicomedia; sets casi idénticos siempre amparados bajo un tech house con mucho Groove, 100% pistero y previsible donde la técnica y la selección artística no parecía importar en exceso -véase artistas tanto artistas como público-.
Bien por la sobredosis de eventos y su consecuente bajón en su pedigrí o bien por el push marketiniano con el que llevan jugando desde tiempo atrás mediante alianzas con marcas de primer nivel, las Boiler Rooms no parecen ser lo que eran. O eso es lo que parece. Lo que en un principio nacía como una filosofía y herramienta más para contentar al público desde su propia casa, y a su vez un fiestón difícilmente disfrutable en la vida del clubber medio, se ha acabado por convertir en una pasarela para teens a los que se la bufa, y bastante, quién, cómo y por qué pinche fulanito o menganito. Importa más hacer saber que estás ahí, móvil en mano, y encima con dos copitas por la cara. Para muestra, el último paso de Ballantines True Music por la conocida sala madrileña donde la gente se amontonaba desde el “pitido incial” en el escenario, en un primerísimo primer plano, para ser captados por la emisión en directo. Hasta ahí todo bien –o casi-. Pero si además le sumas las constantes actualizaciones de estado y demás cacharreo Social Media por parte de la gran mayoría, la cosa atufa y mucho…
Cierto es que la organización en esto poco o nada puede hacer. De hecho se ocupo de intentar presentar el evento como algo fuera de lo común en una sala con ya de por sí no muy buena acogida por los clubbers madrileños, metiendo una especie de photocall gigante, ampliando el escenario y acercando la cabina al público, pero ni así consiguieron brindar eso de lo que se vienen jactando últimamente: una fiesta por todo lo alto con la mejor música del momento. Para gustos los colores, pero si hay un set que destacara fue precisamente el que inicialmente menos interés brindaba. De hecho, no salía ni en el line up. Michail Stangl, speaker y miembro de Boiler Room, responsable además de conducir esta edición de Boiler Room saltaba a la palestra para dar el pistoletazo de salida. Su sesión, de menos a más. Comenzando con reggae, pasando por dub, mas tarde house y acabando con un techno a bajas revoluciones. Mezclas bien llevadas y una selección artística que ya quieran muchos…de los que más tarde se subirían al escenario.
Mención especial también al b2b entre Piñol y De La Calle con un set a vinilos, probablemente el único acorde al precisamente, lema de la noche, ‘True Music’. Por lo demás, mucho techy, salseo entre amigos de cabina y abundancia de backstage. Por supuesto, sonido 100% Ibiza, pero es que viendo el line up en cuestión –que bien podría darse en el escenario de un MainStage de cualquier festival de primer nivel, todo quede dicho-, poco más se podía pedir. Por lo demás, sin novedad en el frente. Es de agradecer que marcas como tal se fijen en una ¿escena? como la nuestra, pero como siempre, la próxima vez, más talento de por estos lares, oiga.