John Morales, Greg Wilson, Bicep y muchos más nos acercan a la escena del Edit
Autor: Andy Buchan
Traducción: Marina Casas Herce
Con la escena del edit acercándose a su cincuenta aniversario, los edits están más metidos en la cultura musical electrónica que nunca. Pero el hecho de que Juno, su principal escaparate comercial, esté quitando sellos de su plataforma y cumpliendo las peticiones de su eliminación, ¿cómo va a afectar al futuro de la escena del edit? DJ Mag habla con John Morales, Greg Wilson, Bicep y muchos más para saber qué opinan de la modesta tarea del edit, su lugar en la historia de la música electrónica y hacia donde se dirigirá la escena de ahora en adelante…
¿Qué tienen en común los nazis, Bing Crosby y el olvidado dúo de cómicos formado por Bill Buchanan y Dickie Goodman? Pues que todos, a su manera, son responsables de la escena del edit. Sí, el mundo del corta y pega ha calado en todo: disco, hip-hop, dub reggae, house, techno e incluso el tema principal de Dr Who surgió de los lugares más inesperados durante la última mitad del siglo. Fueron los nazis quienes crearon material con la suficiente resolución y flexibilidad como para poder cortarlo y editarlo y Bing Crosby fue uno de los primeros en usar esta nueva tecnología, después de que esta llegase a E.E.U.U, para producir su programa de radio.
Pero fueron Bill y Dickie quienes visualizaron su potencial en la música. ‘The Flying Saucer’, su novedoso single de 1956 junta fragmentos de éxitos del momento con comentarios de “noticias”, que cuentan la historia de un alien que visita la Tierra: pensad en una combinación de Jive Bunny y La Guerra de los Mundos. Un novedoso mashup.
Según Greg Wilson, el momento clave para los edits llegó en 1966. Wilson ayudó a cultivar la música dance en los ochenta y, desde hace poco, se ha convertido en un historiador reconocido de la música house que, además, escribe para DJ Mag. “John Lennon había estado trabajando en la icónica ‘Strawberry Fields Forever’, había grabado dos versiones y se enfrentaba al dilema de querer usar la primera sección de una de las grabaciones y el resto, de otra versión más progresiva y completamente diferente” escribe Wilson en la publicación de su blog titulada Re-Edit Culture: A Potted History Of The DJ Manipulator (La Cultura del Re-Edit: La Hisotria Reducida de la Manipulación de la Mezcla). “¿Sabes lo que le dijo a George Martin cuando el productor señaló lo difícil de cuadrar tono y tempo? ‘Seguro que puedes apañarlo’. La versión “apañada” es la que todos conocemos: dos grabaciones fusionadas gracias a un empalme determinante. Si escuchas con atención, podrás oírlo justo antes del minuto uno”.
‘Strawberry Fields Forever’ se convirtió en el edit más famoso del mundo. Ese empalme tan sencillo es un buen ejemplo de lo que es un edit. En los sesenta, era simplemente una tarea de cortar y pegar, una oportunidad de mejorar la música e ir más allá de las limitaciones que poseen las grabaciones en directo, cortando y pegando de forma física dos (o más) temas o tomas.
En los setenta, el edit se convirtió en una herramienta para extender y reducir. En los clubs, los DJs iban alargando y extendiendo los mejores elementos de los temas. Quitaban las “partes coñazo” y mantenían los elementos que hacían que el público se desmelenase tal y como ilustra muy bien The Get Down, una de las últimas series de Netflix. Estos edits, hechos por manipuladores de disco y de hip-hop, funcionaban maravillosamente en la pista de baile, creando una atmósfera y energía uniformes. Jonathan More de Coldcut, pionero de los samplings de pop, ya lo había descrito como “un ritmo larguísimo que estribillo tras estribillo intercala pregunta y respuesta. En efecto, se trata de quitar la mierda y solo dejar los ritmos buenos”.
Pero serían los editores disco quienes tendrían un legado más duradero, como fue el caso de los pioneros Tom Moulton y Walter Gibbons que extendieron el uso de los builds y los breaks. John Morales fue otro exponente de la escena original y uno que sigue muy demandado hoy en día, tras 45 años de su debut con los edits. “El primer edit que recuerdo fue ‘Date With The Rain’ de Eddie Kendrick” comenta Morales. “Odio el hecho de que solo duró dos minutos y treinta y dos segundos. Me moría por hacerla más larga”. Usó un toca discos y calculó el movimiento que provoca pulsar el botón de pausa para después marcar con un lápiz el punto exacto y reeditar la cinta manualmente.
Extendido
Al igual que Morales, Gibbons y Moulton hacían maniobras que funcionaban en la pista de baile: mezclaban dos discos iguales para crear un ritmo extendido que daría como resultado unos edits que funcionaban en la pista de baile. Los edits más largos necesitaban más vinilo y el primer vinilo de 12’’ oficial que se publicó fue ‘Ten Percent’ de Doube Exposure en 1976. El sello acreditó sus edits como ‘mezcla disco’, el término anterior para mixing. Moulton extendió ese principio, empleando más de 80 horas en crear una cinta de 45 minutos con edits enlazados perfectamente y, durante el proceso, acabó creando una de las primeras mixtapes de la historia. Gibbons llevó la escena del corta y pega más lejos, creando extensiones que por entonces fueron absolutamente revolucionarias. Con su lema ‘drums for days’ (algo como: percusión durante días), mezcló ritmos de la Fatback Band, sonidos cortos de bocinas de James Brown y fragmentos vocales por encima, creando sus propios acetatos. Moulton y Gibbons estaban creando sin saberlo la plantilla para la música house a través de sus edits extendidos en los que utilizaban los repetitivos ritmos de 4/4 del house como base y ponían la atención en el bajo, la percusión y los efectos dub.
La escena del re-edit creció exponencialmente a finales de los setenta y los ochenta con DJs como Danny Krivit, Ron Hardy, Larry Levan y François K que solían tocar la percusión en colaboración con Gibbons en el Galaxy 21 de Nueva York, cogiéndoles el relevo a Moulton y a Gibbons. Inspirados por los innovadores del dub en Jamaica, empezaron a crear sus propios edits añadiendo delay y reverb en la propia cinta. Estos edits se convirtieron en su sonido característico, su distinción como DJs. Con el paso del tiempo, las distribuidoras convirtieron los acetatos en copias de vinilo lo que dio lugar, más adelante, a la escena bootleg de vinilos de galleta blanca.
Digital
El bombazo llegó con la era digital. Los BPMs se empezaron a poder deformar y cuantificar, se añadieron bombos más grandes y mejores, se generaron intros y outros que fuesen fáciles de pinchar e incluso se pudo incluir material nuevo por encima de lo grabado. “Esto ha ayudado a que resurjan los clásicos ya que la gente está encontrando nuevas formas de interpretarlos, darles vida nueva a algunos en ambas versiones, en la nueva y en la original”, argumenta Morales.
El aumento de la disponibilidad de DAWs como Ableton y Logic tuvo como resultado un gran número de editores. Como con la escena de la música electrónica, esa fiebre del oro musical ha tenido buenas y malas consecuencias: el mundo online está inundado con proyectos a medio terminar en donde un beat incompleto apuntala otro edit más de Donna Summer o de los Bee Gees, con una ecualización cutre o masterizado Landr.
Mientras que hacer un edit de forma analógica podía costar días o semanas, DJs de house como Bicep pueden hacer un corte en menos de una hora. “Normalmente añadimos algunos sintetizadores rápidos y la percusión en una toma y luego lo mezclamos y lo masterizamos nosotros” comenta Andy, de Bicep. “Es una forma súper fácil y rápida de darle un toque de distinción a nuestros sets, que están hechos principalmente con nuestra propia música (publicada o inédita) y con nuestros edits”.
Básicamente, los buenos edits funcionan en dos niveles. En primer lugar, por su sencillez intrínseca y la longevidad del tema original; han demostrado ser como armas, han sobrevivido y salido adelante durante décadas por pistas de baile de todo el mundo. Un tema guay suena hoy tan bien como lo hacía en el Studio 54 e incluso mejor gracias a las nuevas técnicas de masterización y a una percusión más vigorosa. Y en segundo lugar, porque ponen de moda música enterrada en el olvido, reciclándola para una nueva generación. Para muchos editores actuales como Alkalino, los edits deberían ser “tan parecidos al original como sea posible, lo veo como un homenaje”.
El boom del comercio por internet ha ido a la par de la revolución digital, con sellos como Juno, que apoyó el rápido crecimiento de la escena del edit al lanzar su página web en 1996 – la empresa independiente Juno Downloads empezaría a vender formatos WAV y MP3 desde julio de 2006. En los años siguientes llegó el auge de la escena, ya que los edits sumaban el 40 % de la producción de vinilos, según Phonica Records. El vinilo, gracias a los altos costes de manufactura y distribución, proporcionó un buen nivel de control de calidad y también mantuvo la escena underground. Y con sellos de galleta blanca tremendos como Secret Squirrels operando bajo el anonimato, la mayoría de los lanzamientos pasaban inadvertidos ante los ojos de la ley.
Pero aunque los edits fueron en su día un producto de vinilo más o menos tradicional, el aumento de la accesibilidad para pinchar digitalmente y las plataformas para compartirlo –YouTube, Soundcloud, Bandcamp, Beatport, Traxsource y Juno entre tantísimas otras – abrirían la escena a una audiencia muchísimo más amplia.
DJs como Todd Terje, Mark E, Greg Wilson, Idjut Boys, Ray Mang, DJ Harvey, Faze Action, Theo Parrish, Kenny Dixon, Apple Scruffs, Yam Who?, Ashley Beedle, Prins Thomas, Fingerman, Psychemagik, Dr Packer, Leftside Wobble, Horse Meat Disco, The Revenge, Duff Disco, DJ Vas, Late Nite Tuff Guy, Soul Clap, The Reflex, Rayko, Joey Negro, Dimitri From Paris, Disco Tech y muchísimos más empezaron a compartir y publicar su perspectiva única de los temas, sacando la escena ante los ojos del gran público.
El Copyright
Los edits hechos para un DJ set personal rara vez han tenido problemas con los abogados del copyright, pero vender re-edits diseñados para la pista de baile es un “asunto conflictivo” según Greg Wilson. Los grandes sellos como Defected y Salsoul negocian acuerdos con los titulares de los derechos originales pero los sellos pequeños, que no prestan especial atención a las leyes del copyright en la música, publican miles de edits, pocos de los cuales acreditan al artista original, no digamos ya pagarles. Por lo general, hay que decir que los edits no están hechos para conseguir beneficio financiero. Los hicieron unos tíos genuinamente obsesionados con la música que querían conseguir música “nueva” para un público nuevo. Pero si los DJs y los fans están dispuestos a pagar por estas versiones, ya tienen un nuevo regulador: la ley de la oferta y la demanda.
Es un tema sobre el cual John Morales tiene una fuerte opinión. “La gente hoy en día cree que los temas les pertenecen por haber hecho un edit; le cambian el nombre, se convierten en artistas y, básicamente, venden lo que no es suyo. Algún día, los sellos a los que pertenecen los temas despertarán y pondrán punto final al asunto o lo legitimarán…”, comenta.
Alkalino coincide, argumentando que en un mundo perfecto, la mayor parte del dinero sería para el artista original, no para el sello. “Necesitamos una plataforma que distribuya el total de las ventas, pero es algo un poco utópico”. Quizás ese es el problema: las leyes del copyright, la propiedad intelectual de la música y los sistemas financieros no han cambiado con el tiempo. A los sellos les costó una década aceptar el auge de internet, por no mencionar el adoptarlo como método de trabajo. Así que quizás sea de esperar que la legislación se haya quedado rezagada. Greg Wilson es de la opinión de que son una “forma legítima” de música electrónica, así que, ¿se debería pensar en volver a categorizar los edits? ¿Deberían venderse? Y si es así, ¿a quién deberían beneficiar las ventas? ¿Cuánto dinero se debería pasar a los artistas originales? ¿Y qué pasa con los derechos morales del autor? ¿Deberían poder tener voto en cómo su música se rehace y se presenta a las nuevas generaciones?
Lo digital, con su rastro de tinta electrónica y la contabilidad comercial, le da más poder a los titulares de los derechos musicales, lo que significa que las peticiones de cesión son frecuentes y las distribuidoras obedecen con presteza, incluidos Juno y Traxsource.
“De primeras, me pilló desprevenido que los edits se estuvieran vendiendo ilegalmente pero después, cuando los sellos me empezaron a preguntar por los temas, era difícil decir que no mientras intentaba labrarme una reputación” dice Dr Packer, que ha firmado con Defected a través de Glitterball, su sección disco/nu-disco. “Este año estoy haciendo más edits oficiales y remixes para Glitterbox, Defected, Z Records y, últimamente, también para Salsoul así que los artistas quedan acreditados y yo solo pago un porcentaje por el remix; así debería ser en el futuro en mi opinión”.
Mientras tanto, Greg Wilson dice que sería “incómodo vender digitalmente mis edits no oficiales, pero no tendría problema en prensar una edición limitada de singles en 12’’ para DJs que usen vinilos, a la vez que compartiría archivos con aquellos que pinchan en formato digital”.
Mientras Dr Packer está contento de ser conocido por los edits que empezó a producir en 2013, Alkalino prefiere distanciarse. A pesar de haber trabajado en más de 400 edits que han tenido el apoyo de los mejores DJs, incluyendo a The Black Madonna, Skream y Moodymann, se ha desencantado de la escena. “A menudo me ven como el ‘tío que hace los edits’, así que aunque empecé a publicar temas originales en torno a 1995, la gente aún me conoce por lo otro” comenta. “Ahora es difícil tener éxito como artista que también compone/produce música”.
Aunque esté deseoso de pasar página, Dr Packer ha tenido mucho éxito. El mundo necesita diggers, DJs y selectores que puedan encontrar gemas perdidas de la música. Se puede poner en duda que Solomun supiera quien es Wendy Rene cuando se topó con la versión de Alkalino de su tema ‘After Laughter’, pero revolucionó a la gente en Circoloco a principios de verano cuando lo pinchó como último tema.
Abriendo puertas
Los edits también abren puertas a la progresión musical, un kit de principiante para aquellos que no saben cómo empezar. Uno de los primeros grandes éxitos de Bicep fue su edit de ‘Love Come Down’ de Evelyn “Champagne” King, un edit disco contundente que ha vencido al paso del tiempo. Más famoso aún fue ‘Gotta Let You Go’, su edit de 2015 de un tema de house de los noventa que casi se había perdido y que estuvo a punto de ponerlos en las listas de ventas, ya que el tema fue un bombazo.
Muchos productores habrían buscado publicar el tema y pasar el siguiente nivel comercial, pero Bicep no. Estaban orgullosos de mantener su música y su integridad intactas y los titulares de los derechos se vieron obligados a crear una copia del tema, beat a beat, que se publicó sin referenciar a Bicep.
Pensad, comentan Matt y Andy, que la música no era suya para publicarla. “No es nuestra y solo le hemos dado un uso personal: es música de otros artistas” cuenta Bicep a DJ Mag. “Nos llegan montones de peticiones para publicar pero, siendo sinceros, creemos que nos aleja de nuestros temas originales el poner la atención en algo en lo que no invertimos mucho tiempo. También nos gusta mantener nuestros sets personales y únicos”.
Como Bicep, Danny Tenaglia ha creado un tesoro con edits tras haber rebuscado concienzudamente en su cofre de trabajos de los noventa y de los 2000 con el objetivo de versionarlos para las pistas de baile de hoy en día. Y al hacerlo, reavivó su amor por pinchar y encontró una nueva pasión por la escena. La verdad es que algunos edits son mejores que el original. Echa un vistazo al trabajo de Ashley Beedle sobre ‘Running Up That Hill’ de Kate Bush; o a la recomposición de Late Nite Tuff Guy sobre el tema ‘Controversy’ de Prince. ¿Y la compilación de edits de funk, rock y soul hecha de todo corazón por los Apple Scruff? Y todas las versiones de The Reflex además del trabajo sobre ‘Rock With You’ de Michael Jackson. O la versión de Todd Terje sobre ‘Nine To Five’ de Dolly Parton. Mientras tanto, Greg Wilson es un gran fan de las versiones de Leftside Wobble del ‘Tomorrow Never Knows’ de The Beatles. “Es un tema psicodélico clave de 1966, el tipo de tema que muchos dirían que está bien tal cual está; aun así, Leftside Wobble lo mejoró y lo extendió de una forma tan respetable que le ha dado relevancia hoy en día”, nos cuenta Greg. Y también está la versión de Pilooski (no autorizada en un principio) sobre ‘Beggin’, un tema de los sesenta de Frankie Valli. En vez de demandar a Pilooski tras oír su tema, Valli trabajó con él para publicarlo oficialmente, lo que derivó en un anuncio de Adidas y en un nuevo éxito para ese tema tan olvidado. Y, y… lo pilláis, ¿no? A pesar del nivel de aceptación y de éxito, muchos sellos, editores y distribuidoras recelaban de opinar sobre el tema. En simbiosis con el auge de la escena del edit, Juno se ha estado distanciando poco a poco del género, muchos sellos de edit en activo han eliminado su tienda online mientras que los temas que incluyen samples o edits han desaparecido de las listas. Los sellos de edits se han visto obligados a buscar alternativas comerciales como Traxsource, la tienda estadounidense que favorece históricamente los cortes más house.
Podría decirse que Soundcloud ha sido la plataforma que más se ha beneficiado de la escena del edit desde su lanzamiento en 2008. Los edits y los bootlegs se convirtieron rápidamente en su apuesta mientras que los DJs le dieron popularidad a la plataforma con sus temas. Ahora tiene más de cinco mil millones de reproducciones al año y más de 18 millones de creadores. Pero el éxito hizo sonar las alarmas y la plataforma está ahora en el punto de mira de los grandes sellos y se suceden las peticiones de cesión y los perfiles de artistas eliminados, lo que ha significado que la plataforma haya perdido parte de su atractivo para muchos. Bandcamp se ha convertido en un nicho de actividad, dando a los campeones del edit su propia plataforma y, sobre todo, pagándoles el 100 % de los beneficios a la vez que ha suprimido de la ecuación las tasas de los sellos y de las distribuidoras. Hace no mucho, Alkalino vendió todo su repertorio de más de 100 WAVs editados a Skream, además de que Paul Woolford – bajo su alias de Special Request – es otro cliente habitual. Pero mientras que los edits que se publican en Bandcamp tienen muchas posibilidades de estar dentro del marco legal, el cómo se acreditan los temas y a dónde van los ingresos depende de cada editor o sello.
En su día, conservaron la escena de la música disco; pero los edits se han metido dentro de la música dance más mainstream, cruzando escenas musicales muy diversas como las de d&b, breaks, ghetto-funk, funk, soul e indie. ¿A dónde hubiese ido a parar la escena del d&b sin la cultura de los edits VIP, incluido ‘Red Mist VIP’, el tema clave de 2009 de Danny Byrd en Hospital Records? Y también está la escena indie en la que los DJs añaden versiones en directo de los temas para darles más atmósfera a los edits o cortan radicalmente la duración de temas larguísimos de The Killers o The Beatles para convertirlos en éxitos de tres minutos.
Los edits están más aceptados y son más populares ahora que nunca pero el cómo se han comprado y consumido es lo que está cambiando rápidamente. Aunque la escena, argumenta Greg Wilson, está más sana que nunca. “El movimiento disco/re-edit nunca ha estado mejor que después de haber emergido de lo underground para conseguir la atención mainstream, como últimamente”, dice entusiasmado. “Cuando volví a pinchar en 2003, los re-edits era más bien una actividad underground, con una audiencia limitada; pero han conseguido popularidad año tras año desde entonces y ahora resultan atractivos en todo el mundo”.
Greg Wilson: cómo hacer un edit
¿POR QUÉ UN EDIT?
“Bien sea extendiendo o quitando partes, para editar una versión diferente, crear una intro/outro o meter elementos nuevos como el ritmo o el bajo tiene que haber una buena razón detrás. Si no puedes aportar algo nuevo o diferente, quédate con el original”.
HACERLO MEZCLABLE
“Tienes que medir el tiempo/cuantificar beat a beat, lo que puede significar invertir mucho tiempo, pero garantiza precisión: el cuantificarlo automáticamente no significa necesariamente acortarlo”.
TEN CUIDADO CON LAS INTERFERENCIAS DIGITALES
“Al cuantificarlo, presta especial cuidado cuando midas el tiempo en las partes que tienen una nota constante, bien sea de teclado o vocal. Si no tienes cuidado, se notará una pequeña interferencia, idiota digital”.
MENOS ES MÁS
“A menudo, los edits solo necesitan ser funcionales, que sea más fácil para el DJ pincharlos. Suelo oír edits que empiezan bien, haciendo lo que quieres que hagan pero a medio camino, el editor se pasa de guay y mete algo que no tendría que estar ahí”.
COMPRUEBA EL ORIGINAL
“Si conoces el tema original, comprueba la versión original o el remix del cual se ha sacado el edit. A veces escucho edits en los que la chicha del original se ha quedado fuera. Si conocieran la fuente quizá hubiesen preferido hacer el edit por sí mismos, espera hasta que aparezca un intento mejor o pichar el original”.