Autor: Eduardo Pérez Waasdorp
Crackazat – alias Ben Jacobs – es una de las grandes revelaciones de este otoño. Aunque lleva ya varios años en el circuito al más alto nivel, siendo conocido principalmente por sus primeros warm-ups para artistas como Floating Points o Bonobo, Crackazat cambió los aires de su ciudad – Bristol – por el frío de Suecia tanto por amor, como por la música. Siendo uno de los artistas fijos de Local Talk, una de nuestras plataformas favoritas y baluarte de los sonidos house llenos de influencias jazzy, funk y soul, Crackazat publica este 13 de octubre el que sin duda está llamado a ser uno de los mejores álbumes del año, ‘Rainbow Fantasia’. Siendo su segundo LP – tras su debut de largo con ‘Crescendo’, en 2015, también en el sello de Mad Mats – quisimos sentarnos con el inglés para conocerle mejor, ver de dónde vienen tanto saber hacer y maestría jazz, además del origen de ese nombre tan crujiente. ¡Música, maestro!
¡Hola, Ben! Un placer tenerte en nuestras páginas, ¿cómo ha ido tu año hasta ahora?
Ha sido bastante tranquilo, ya que gran parte de lo que he hecho ha girado en torno a terminar el disco, tenerlo todo listo, además de haciendo mi trabajo usual como remixer… Aunque eso lo estoy dejando un poco en un perfil bajo, por el momento. Lo principal ha sido terminar el disco.
Eres de Bristol, aunque ahora vives en Suecia. ¿Qué tiene Bristol que sale gente con tanto talento de la ciudad? Porque está llena de influencias musicales, gente como Nick Warren, Eats Everything, Massive Attack, Portishead o Julio Bashmore han salido de sus entrañas musicales…
¡Es una buena pregunta! Es difícil de decir, porque Bristol siempre ha tenido una historia importante con la música electrónica… No sé por qué, puede tener que ver con la gran mezcla de culturas o las fuertes influencias de estilos musicales como el ska, el reggae, el dub… Realmente no lo sé y es una gran pregunta. Por alguna razón, desde hace mucho tiempo, la electrónica ha sido uno de los estilos predominantes…
¿Por qué te fuiste?
Bueno, originalmente me fui de Bristol para estudiar en Londres, en un primer momento. Fue una alternativa natural para mí, la de mudarme a Londres, por mi interés por el jazz y para continuar mis estudios, además tenía algo de familia. Por eso decidí dejar Bristol para ir a Londres.
¿Y de Londres a Suecia?
La historia es que estaba a mitad de mi grado, mis amigos de la carrera de jazz se fueron de intercambio Erasmus y encontramos plaza en Suecia. Intentamos irnos a Nueva York, pero fue demasiado tarde (risas). Estuvimos en Suecia seis meses, estudiando y viviendo… Y acabé conociendo a la que hoy es mi esposa aquí (risas). Ya llevamos casados cinco años…
Tienes un potente bagaje musical. Eres multi-instrumentista y un maestro del jazz contemporáneo. ¿Cómo te ha ayudado esto haciendo música electrónica?
No lo tengo claro… más que ayudarme me ha definido. La producción de música electrónica es algo que he aprendido por mí mismo, soy parte de esa generación que tomó Cubase y Fruity Loops, que eran programas con los que jugábamos en nuestros ordenadores y hacer cosas con ellos. Pero el jazz es algo que no podía aprender de forma autodidacta, por lo que en términos de ayudar a mi producción creo que siempre estuve muy metido en lo de tocar jazz con diferentes instrumentos, que para mí empezó con tocar la guitarra y el bajo. La parte electrónica fue algo que probé mucho después…
En tu biografía dice que tomas influencias del jazz, hip-hop o funk. Pero, ¿en qué momento te diste cuenta de que la música te iba a dar de comer? Y, en particular, la electrónica…
Creo que fue cuando publiqué mi primer 12’’ en Future Boogie, y creo que tuvo que ver con mis relaciones con la gente que llevaba el sello… Me encontré trabajando con auténticos profesionales y eso fue muy inspirador. Sentí que quería trabajar en ese tipo de entornos, donde la gente me tratase con respeto y yo les tratase con respeto, cada uno con pleno conocimiento y control de su rol y de su espacio, pudiendo trabajar junto a diferentes personas sin ningún problema.
En cuanto a la electrónica, crecí escuchándola sobre todo en la radio británica, sobre todo el house. Creo que después de descubrir el funk y James Brown, fue cuestión de tiempo hasta que descubrí ese tipo de música. Siempre ha estado allí.
El próximo 13 de octubre saldrá a la venta tu segundo álbum, ‘Rainbow Fantasia’, una vez más en el sello Local Talk. Después de tu debut con ‘Crescendo’ en 2015, ¿qué te ofrece Local Talk que otros sellos no?
Bueno, la ubicación lo primero (risas). Aunque además de eso, ellos me ofrecieron un contrato a largo plazo, lo que me da una estabilidad. Y elegí la estabilidad antes de esperar qué podía venir, aunque fuese mejor… Por eso firmé con ellos. Y lo que te decía, la cercanía tanto física como intelectual con ellos, puedo llamarles por teléfono y no están lejos de mi casa… Y en el mundo digital en el que vivimos hoy en día eso es todo un privilegio.
Local Talk es, sin duda, uno de los principales sellos si hablamos de house cargado de toques soulful, jazz y funk… ¿Cómo empezaste a colaborar con ellos?
Después de mi lanzamiento con Future Boogie, que fue en 2011, me mudé a Suecia en ese momento y uno de los chicos de Future me recomendó que me pusiera en contacto con Mad Mats, por aquello de que me mudaba a Suecia, así que le mandé un mail. La cosa es que no leyó el mail y me respondió un año más tarde, porque era su antigua cuenta de correos, y me dijo de reunirnos… Comimos, hablamos un buen rato de cuál era mi perspectiva y qué me gustaría hacer y me ofrecieron empezar con algo pequeño en el sello, primero con un track en un EP, y poco después de eso firmamos y empecé a trabajar en mi primer álbum…
‘Rainbow Fantasia’ es un LP de diez cortes con una línea clara que pone al oyente en un viaje a través de temas jazzy, funk y house… un trabajo realmente colorido en cada uno de los temas. ¿Es por eso lo del nombre (arcoíris, en inglés)? ¿Qué buscabas expresar con este disco?
Bueno, una de las canciones se llama justamente ‘Rainbow Fantasia’, y esa fue uno de los temas que compuse cuya progresión principal es más multicolor, con diferentes acordes y claves móviles, por eso la llamé así. El resto de tracks tienen diferentes intenciones, pero (Mad) Mats me dijo que deberíamos usar ese nombre para dar título al disco. Y acepté su sugerencia.
Lo hemos escuchado en bucle al menos 10 veces y nos encanta, con ese aire veraniego, jazzy y buen rollista que viaja a través de todo el LP… Especialmente en tracks como ‘Midnight In Sector Seven’ y ‘The Only One’, que son nuestras favoritas…
Es muy interesante que esas sean tus favoritas… ¿Por qué? ¿Qué te gusta de ellas?
No sé, quizá sea que ‘Midnight In Sector Seven’ tiene un aire muy tranquilo, puedes sentir la quietud y la suavidad con la que suena todo, que te transporta como a una playa en la noche… Y de ‘The Only One’ fueron los vocales, sin duda alguna. ¿Cómo fue tu proceso creativo?
Creo que en general hay una relación muy estrecha con Mats… Fue una ida y venida de muchas ideas. El proceso creativo empezó al decidir que quería empezar a hacer material para un segundo álbum. Y le mandé unos siete o diez tracks para ver qué opinaban, probando diferentes ideas, conceptos, y me indicaron cuales creían que eran los mejores y lo hablamos y coincidimos en que eran los más profundos, con más toques jazzy y que te transportaban en esa especie de viaje del que tanto se habla, y la idea fue mantener esa intensidad en el resto del disco. Hubo mucha escucha de ida y vuelta y pensar qué encajaba… Hice mucho material que no funcionó. En verdad podría decir que el proceso creativo se basó en el ensayo y el error hasta que todo tomó forma.
Por cierto, ¿cuál es tu favorito?
¡Oh, Dios! ¡Qué difícil! Me gustan todas por diferentes razones… Como por ejemplo ‘The Only One’ me gusta por ser un track de baile que dura cuatro minutos, por lo que encaja perfecto en cualquier situación. O me gusta ‘Called My Name’ porque pongo yo los vocales… O ‘Rainbow Fantasia’ porque es una especie de tributo a John Coltrane… Me gustan todas, es difícil de decir, no hay alguna que me guste más que las otras.
Como multi-instrumentista, ¿cuál es tu instrumento favorito?
Bueno, mis primeros instrumentos fueron el bajo y la guitarra, toqué el bajo en la universidad, por lo que en verdad soy bajista… Pero ahora nada se puede comparar con el piano. Mis ideas fluyen mucho mejor en el piano, es el instrumento más potente, desde mi punto de vista, así que ahora diría que el piano.
Todo el disco suena claro y bien, con toques analógicos y orgánicos, pero claros… ¿Qué piensas de esta tendencia de sonidos lo-fi y sampleados que ha tomado la escena últimamente? ¿Estamos abusando?
Bueno, creo que quizá es una reacción directa al EDM. El EDM es música creada casi completamente en entornos digitales como FL Studio, por lo que es exageradamente clara. Son como flechas que se clavan en el cerebro. Y la respuesta a eso ha sido mirar atrás y tomar ejemplo de esos sonidos auténticos y antiguos, así que tendrás a muchos que dirán que les gusta… Otros que están cansados de ese sonido. Lo cierto es que lleva un trabajo tremendo detrás, encontrar esos sonidos, encajarlos y definirlos, sobre todo mucha investigación. Es como ser un bibliotecario de viejos sonidos. Personalmente, no es mi rollo, pero me gusta porque se inspira en la historia de una forma muy potente. Es un tributo.
¿Cómo es la configuración de tu estudio? ¿Trabajas más con aparatos analógicos o eres un chico digital?
No soy un activista de lo analógico, desde luego. De hecho, no tengo ningún aparato analógico. Soy 100% digital. Mi configuración es un ordenador, un teclado y una tarjeta de sonido. Y ya. Solo uso Ableton y Reason para algunos de los sonidos de saxo que me gustan, pero sobre todo Ableton. Me encantan sus sintetizadores y para mí se trata, sobre todo, de lo que toco.
¿Pero tocas instrumentos reales/físicos en alguna ocasión? ¿O lo haces todo en torno al ordenador?
Buena pregunta. Suelo grabar los vocales y sobre todo los bajos, ya que es mi instrumento preferido y sobre todo en este disco.
Empezaste a captar la atención cuando hacías los warm ups para nuestro neurocientífico favorito, Floating Points y también junto a Bonobo… ¿Qué nos puedes contar de esa época?
Lo cierto es que tampoco tuvimos una relación de amistad. Nos conocimos hace mucho tiempo, pero en verdad él es alguien a quien llevo siguiendo desde los días de MySpace (risas). Hablamos unas cuantas veces, pero nada más allá. Le hice los sets de warm-up en Bristol un par de veces y lo mismo con Bonobo, justo cuando empezaba mi carrera musical.
Hemos oído tus producciones, pero ¿qué tan diferente es tu directo a lo que haces en el estudio?
Umm… Yo diría que es una combinación, más que ser diferente. Porque al ser mi estudio tan simple quise poder sacarlo en directo de una forma sencilla. Así que lo que hago es hacer loops de las partes que no voy a tocar en directo y me concentro en tocar esas partes, para tener un control total de lo que toco y de la música. En verdad son muy similares.
¿Y que hay de pinchar? ¿Has pensado en cambiar los directos por los giradiscos y CDJs?
(Risas) La verdad no pincho mucho. Soy un coleccionista y si alguien me pidiese hacer un mix lo haría, pero el pinchar sólo lo hago si me lo piden expresamente. Me encantaría hacer más DJ sets en el futuro, sin duda. Lo que pasa es que vengo de los directos, por lo que en cierto modo lo de pinchar es algo nuevo para mí.
Después de presentar ‘Rainbow Fantasia’, ¿qué te espera el resto del año?
Bueno, estoy trabajando en varios remixes, uno para Joey Negro. Estoy buscando hacer más shows con el directo y luego empezaré a trabajar en mis próximos trabajos a ver cómo va la cosa de aquí a final de año.
¿Algún bolo por España? ¿Dónde te gustaría tocar?
¡Me encantaría tocar en España, sin duda! De momento no hay nada confirmado, y ¡estoy abierto a lo que venga!
Finalmente, ¿por qué Crackazat? ¿De dónde viene el nombre?
(Risas) Bueno, cuando era un niño, había unas galletas de la marca Jacob’s Crackers y mi apellido es Jacobs. Por lo que mi profesora de aquel entonces me llamaba ‘Crackers’ (risas). Años después empecé a hacer hip-hop y se me ocurrió el nombre ‘Crackazat’, y lo llevo usando durante más de 10 años (risas).
¡Muchas gracias por tu tiempo, Ben!
¡A vosotros!