Un viaje de dos días al corazón del techno
Autora: Patricia Pareja Casali
El pasado 4 y 5 de octubre de 2024 tuvimos la oportunidad de asistir a la primera edición de Time Warp Spain, un evento que prometía ser uno de los hitos del año para los amantes del techno. El festival, celebrado en el recinto de IFEMA Madrid, atrajo a 28.000 personas a lo largo del fin de semana, todas ellas dispuestas a sumergirse en la experiencia que define a Time Warp: un viaje sonoro y visual a través de la mejor música electrónica del panorama. Cabe añadir, además, que mi experiencia personal prometía ser especialmente magnífica, ya que —además del buen trato que recibimos por parte de los organizadores, en concreto Alex Montoya, Tony Abascal y David Nus, a quienes aprovecho para agradecerles este inolvidable fin de semana nuevamente desde aquí—, en este encuentro me reuní con amigos que hacía años que no veía, y ya se sabe… ¡eso siempre suma! Y es que una grandísima parte de la industria puso rumbo a Madrid ese fin de semana, nadie quería perderse un evento que marcaría un antes y un después en la historia de Time Warp y de la escena techno de la capital.
Desde el momento en que llegué a la entrada del recinto, ya se respiraba una energía especial en el aire. Había una mezcla de entusiasmo, curiosidad y, por supuesto, ese inconfundible sentimiento de comunidad que une a quienes compartimos esta pasión. El público era una mezcla diversa de locales y gente extranjera de diferentes lugares de Europa, todos reunidos por la misma razón: disfrutar al máximo al ritmo de la mejor música electrónica.
Entrar en el recinto de IFEMA fue como cruzar el umbral hacia otro mundo. La organización había dividido un espacio gigantesco en dos salas, cada una equipada con un sistema de sonido que hacía temblar el suelo y una producción visual que te sumergía de pleno en la atmósfera. Pantallas LED de gran resolución, láseres que cortaban el aire, y proyecciones envolventes que te hacían sentir parte de una película futurista.
El line-up de ambos días era todo lo que un buen amante de la electrónica podía desear. El viernes 4 de octubre arrancó con el increíble B2B entre Karretero y Kesia, que nos fue metiendo poco a poco en el mood. Recuerdo bailar sin descanso al ritmo de Andrea Oliva y posteriormente Carlita, y cuando Mochakk y The Martinez Brothers subieron al escenario, el público explotó en energía. Mientras tanto, el pabellón contiguo rugía con el techno contundente de Zarco, Adiel o Trym. Para finalizar la primera noche, la organización se guardó a dos pesos pesados para cerrar la sala techno: Fatima Hajji y Sara Landy, ¡recuerdo como si fuera ayer la expectación del público al recibirlas en cabina! Ambas hicieron una actuación brillante.
Tras esta primera inolvidable jornada del festival, nos retiramos a descansar para disfrutar tanto o más la jornada del sábado. Disfrutamos un poquito de Madrid las horas previas a que se iniciara el segundo día del evento —un pequeño paseo por la Plaza del Sol, un bocata de calamares y poco más—, y pusimos rumbo nuevamente a IFEMA. Debo reconocer que, para mi gusto personal, el line up de la main room este segundo día era una auténtica delicia. Siempre he sido una gran aficionada de artistas como Sven Väth o Adriatique, y verles pinchar en el mismo stage en un espacio-tiempo de 3 o 4 horas entre ellos era todo lo que podía desear. Tanto ellos como Artbat, Luxi Villar y Vintage Culture nos regalaron una sesión magistral y nos condujeron al cierre de este gran evento con una explosión de sensaciones. Al otro lado, en el pabellón de Techno se repartía un techno más crudo con el madrileño Héctor Oaks, Richie Hawtin, Daria Kolosova, Roll Dann b2b Anabel Arroyo y, para terminar, la guinda del pastel: Klangkuenstler. La pista de baile aguantó hasta el final con energía, con gente completamente entregada, y durante esas horas pareció que el mundo exterior no existía.
El público fue otra parte fundamental de lo que hizo especial este evento. Aunque éramos miles, había una sensación de unión que es difícil de describir si no has estado en un festival como este. La gente estaba entregada, conectada a la música y entre sí. A pesar del tamaño del evento, siempre se sintió cercano, casi íntimo. Fue un fin de semana de pura celebración.
Al final de la segunda noche, cuando el último bombo resonó y las luces se encendieron, una mezcla de agotamiento y satisfacción se apoderó de todos nosotros. Sabía que acababa de presenciar algo especial, algo que marcaría un antes y un después en la escena de festivales en España. Time Warp Spain ha dejado claro que ha llegado para quedarse, y no puedo esperar para ver cómo evoluciona en los próximos años.
Mientras me dirigía hacia la salida, ya estaba pensando en el próximo año. Pero por ahora, me quedo con los recuerdos de un fin de semana inolvidable, donde la música, la gente y el ambiente se unieron para crear algo que solo Time Warp sabe hacer: un viaje al corazón del techno.