A quien buen árbol se arrima…
Texto: Diego Fernández
Tercer año, tercer acierto. Tal cual, Dekmantel nunca falla. Su line up bien lo aconseja, su sonido lo cerciora y tu sensación de salir con los deberes bien hechos hace que según finalice, corras a hacer el preorder de las entradas para el año que viene…no te lo vayas a perder. Dekmantel no consiste en pegársela gorda como tal –no se vende alcohol duro- que también, sino al revés. Aquí el personal viene a escuchar, aprender… y Shazamear; como si no hubiera un mañana. Y los Djs, ¿van como van, como en Ibiza? Olvídate… Aquí los Djs vienen bien llorados. A Dekmantel van a medírsela para ver quién la tiene más larga. Por eso ningún artista se quiere perder lo que se pone -musicalmente hablando- su compañero. Menos San Proper, que juega en otra liga y que este año se subía al escenario principal con una melopea de órdago, tirando de Jimmy Hendrix y repitiendo temas en espacios de 15 minutos, micro en mano y al grito de… “esta creo que ya la he puesto, ¿verdad?”. Pero vaya, que todo lo que rodea al festival holandés es harina de otro costal. Por lo menos acostumbrados a lo que se nos ofrece de puerta adentro en nuestro país. Incluida su ubicación, en pleno parque destinado a hacer eventos como Amsterdamse Bos, con más verde que los canutos de Bob Marley.
El rollito es perfecto: Grolsch bien fresquita, césped por doquier, ida y vuelta en bici, Trumps y musicón a gran escala de casi todos los géneros. Se nota que este año ha habido incorporaciones en su booking previstas para contratar estilos menos familiarizados con la marca, véanse incorporaciones como las de Arca. Esto envuelve al festival en un halo ambiental de lo más familiar. Ambiente de un evento que esta edición ha destacado por su consolidación y profesionalización a escala mundial albergando un público mucho más internacional y heterogéneo que en años anteriores. Más españoles, franceses pero sobre todo, británicos. Además, novedades en días anteriores como las actuaciones de Collin Benders, Floating Points y GAS en nuevos emplazamientos como Muziekgebouw aan ’t IJ, Bimhuis Tolhuistuin y Shelter.
Como figura emblemática y pionera que siempre destaca como headliner, en esta ocasión serían Steve Reich & Slagwerk Den Haag quien dieran el pistoletazo a la jornada inaugural. Hasta 11 músicos saltaban al escenario para brindar una masterclass de ritmos y percusiones. Abundantes xilófonos, palmas o cajas narraban sonoramente varias piezas del maestro experimental americano. Cierto es que esperábamos algo más de él; algo más que una tímida introducción de palmas de 4 minutos a la obra en general. En cuanto al resto, ejecución y sonido perfecto. Poco más que añadir.
Huelga decir que todo lo que escuchas en el festival es calidad supina. Bien en formato live, b2b o Dj set. Por eso no queremos hacer tanto hincapié en el entramado musical. Lo bordaron Joe Claussel, reventando como de costumbre el mixer, pañuelo en la cabeza y echando el Greenhosue abajo con edits y bootlegs de cosecha propia de temas como ‘Lady America’ de Voyage o ‘Plastic Dreams de Jaydee’; MCDE, Bicep -en formato live y presentado su debut en largo formato- y otros que jugaba en casa y Job Jobse junto a Midland, tirando de housazo a diestro y siniestro. Igual de bien, uno que nunca falla como Mathew Jonson que se metía al personal del main al bolsillo en un horario algo inusual y tempranero y más tratándose de un directo como el del germano; o el directo de Larry Heard aka Mr Fingers junto a Mr White, repasando temas como ‘The Sun Can’t Compare’ o ‘Mysery of Love’ para el gozo, deleite y gustera del personal.
De armas tomar fue también el b2b entre Red Greg y GE-OLOGY con el que brindaron una clase magistral de fusión de géneros. Cada uno de su padre y de su madre, de escenas totalmente dispares, ambos hicieron del escenario que más nos gusta, el Selektors, su particular patio de juegos. De neojazz, al disco, pasando por el house más soulful o el latineo semicumbiero. Y casi igual de bien, nuestro neurociéntifico favorito, Floating Points, que o bien por la competencia de sus alrededores o que no tuvo su mejor día, pasará al recuerdo como un buen set de disco de la vieja escuela. A secas… No tan bien Omar S, al que aprobamos raspado, quizá en un horario tampoco muy propicio para el de Detroit, y que se limitó a soltar temas sin orden ni concierto. Acid, techno y mucho de su ‘The Best’, y siempre a vinilo, eso sí. Bastante desapercibidos pasaron también Red Axes y MAW, que si te he visto no me acuerdo. Típicos subidones facilones “a la ibicenca” –éstos últimos- con Vega intentando llevar el set hacia un terreno más melódico y discoide y Dope pasándose por el arco las mezclas y selección artística. Para los que estuvieron en Sónar… pues parecidito.
Pero aunque no lo parezca, Dekmantel tiene techno para exportar. Trallazos de bombo a negras como los de Dax J o Rodhad, más típicos que el álbum Panini del Mundial del 94, o directazos difícilmente visibles por otros lares como el de la Santa Alianza francesa, Unforeseen Alliance o lo que es lo mismo, Zadig, Antigone, Vril y Birth of Frecuency juntos, pero no revueltos. Todo un discurso technoide y progresivo que ya empezaba a dejar caer las primeras gotas de condensación en una carpa este año casi cerrada por completo. Porque el escenario UFO, como se titula la pista darky por antonomasia, arde como el jodido infierno. Aquí es donde tomaría el testigo al día siguiente Donato Dozzy junto a Peter Van Hoesen. Ir a ver a Donato en Dekmantel viene siendo una tradición desde hace ya 3 ediciones. Este es otro que no falla jamás. Que se lo digan a Van Hoesen que se estrenaba junto al italiano con un hybrid set que fue de más a menos, siempre con las líneas de bajo y un dubtechno ultra capeado y a altas revoluciones por bandera. Brutal, o desde luego mucho mejor que en el pasado Sónar, Jon Hopkins, que esta vez sí acertó en la selección. Con un techno más lento en bpms y tirando de cortes propios como de terceros, puso literalmente patas arriba el escenario principal, abarrotado ante las únicas y tímidas gotas que cayeron durante el fin de semana. Pero los ilustres ganadores de este Dekmantel, el premio que otros años se han llevado Donato o MCDE, recaía en esta ocasión para otros dos de la casa como Antel & Hunee cerrando el Main. Tanto monta, monta tanto. Sincronización a la perfección, tirando de disco, funky soul o acid, y el gentío por el aire hasta los últimos compases de la noche.
Si todo esto lo edulcoras con cero colas, un buen rollo descosido y olvidas los malos rollos en casa, la cosa es bien fácil. Por favor, tomad nota: a quien buen árbol se arrima… ¡buen Dekmantel le cobija!
http://www.dekmantelfestival.com/