Con este articulo en profundidad – dividido en dos entregas: científica, y juridico-económica y psicológica – desde DJ Mag ES buscamos arrojar luz sobre el impacto que la crisis del COVID-19 está provocando en la industria musical y electrónica. En esta primera entrega analizamos el aspecto científico de la enfermedad…
De golpe y sin avisar, el mundo entero se ha visto sumergido en la crisis bio-sanitaria más importante de la historia reciente. El COVID-19 acapara los titulares de todo el mundo y las cifras de cómo nos está afectando son alarmantes. En todos los ámbitos.
De un día para otro nos hemos tenido que enterar de qué es, cómo puede afectarnos a nivel físico y hemos visto, atónitos, el desarrollo de los acontecimientos a medida que se acercaban.
Y ese sector que parecía más o menos inmune a las crisis económicas – “la gente siempre sale de fiesta” – ha sido uno de los que se ha llevado el golpe más fuerte: el sector musical y la industria electrónica, en el caso particular que nos ocupa…
Autor: Eduardo Pérez Waasdorp, director de DJ Mag España
Desde que se decretase el Estado de Alarma el pasado 14 de marzo, con la cuarentena obligada como medida principal de contención del virus, la industria musical ha vivido con vilo cada una de las cancelaciones de eventos, encuentros y reuniones que se han ido sucediendo. Especialmente por la incertidumbre que provoca ver como casi toda actividad económica se ha paralizado en el sector, así como los ingresos de artistas, promotores, bookers, agencias de prensa, medios, eventos y staff (montadores, seguridad, camareros, técnicos, alquiler de equipos, etc). En muchos casos, la desaceleración ha sido de 100 a 0. En un día. Y, de momento, la cosa no tiene pinta de acabar a corto plazo.
Lo cierto es que los eventos, más o menos masivos, son uno de los caldos de cultivo ideales para la propagación de un patógeno tan contagioso como el que provoca el COVID-19. Por este motivo la incertidumbre en el sector es aún mayor, con la temporada veraniega a la vuelta de la esquina.
Desde DJ Mag España hemos querido pasar de noticias banales – e incluso falsas – vistas en medios especializados y generalistas, para poder hablar con suficiente preparación sobre un tema realmente complejo que se ha prestado para mucha especulación. Por ello, desde hace unas semanas llevamos preparando este reportaje especial sobre el impacto que puede tener y está teniendo el COVID-19 en la industria musical. El motivo: arrojar algo de luz y unificar la mayor cantidad de información veraz y de primera mano posible para que vosotros, queridos lectores – seáis artistas, promotores, bookers, trabajéis en el mundo del espectáculo o seáis ravers de pura cepa –, podáis saber a qué nos estamos enfrentando y que el papel que jugamos cada uno, de forma individual, va a ser vital para poder recuperar la escena.
Este reportaje, en tres bloques – científico, jurídico-económico y psicológico –, no busca predecir el futuro. Busca reflejar, mediante el testimonio y opiniones de expertos y entidades, lo que está ocurriendo, para poder entenderlo con realismo, pero también con la mirada puesta en el futuro.
LA PARTE CIENTÍFICA
El COVID-19 es la enfermedad que está provocando estragos en los sistemas sanitarios de todo el mundo. Para entenderla, hemos querido contar con el aporte de dos expertos en el campo biomédico, para que nos expliquen todo el aspecto científico y sanitario que rodea a esta crisis. Queremos agradecer la participación, por una parte, de Julio Rodríguez Lavado, doctor en Química Orgánica por la Universidad de Sevilla, investigador y finalizado posdoctorado en Química Medicinal por la Universidad de Chile; y por la otra, de Fernando Baisón Olmo, licenciado y doctor en Biología por la Universidad de Sevilla, postdoctorado en un laboratorio de microbiología del Departamento De Bioquímica Y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile.
Partimos de un hecho: al COVID-19 se le ha subestimado desde el principio. Desde todos los ámbitos. Fernando Baisón, que trabaja directamente con patogénesis (descripción del origen y evolución de una enfermedad con todos los factores que están involucrados en ella), lo explica: “Lo cierto es que los antecedentes incitaban a ello en un principio. Hablo del coronavirus conocido como SARS (2002-2003), la gripe porcina de hace algunos años – que a España no llegó con fuerza y que no se propagó de forma catastrófica más allá de China – la gripe aviar… Con todos esos antecedentes se pensó en un principio que esto se desarrollaría igual, pero la evidencia está demostrando que no es así”. Y no tanto por la mortalidad que está teniendo – que sigue estando dentro de la media anual de muertes por afecciones respiratorias, de entorno al 2% –, sino por el colapso de los sistemas sanitarios, que se ven incapaces de gestionar el número de casos graves surgidos a la vez. “La gente sigue sufriendo de sus patologías, sigue habiendo accidentes de coche… y a eso se le suman la avalancha de casos con COVID-19”, añade Fernando.
Por su parte, Julio Rodríguez apunta: “Realmente no estamos ante algo especialmente diferente a lo que es la gripe común. Es un poco más contagioso y un poco más letal. Lo que ocurre es que al enfrentarnos a un virus nuevo, para el que no existe vacuna, del que no se conocen sus mecanismos de patogénesis o contagio a la perfección… Si sumas todos esos factores al pánico generalizado, da lugar a esta crisis, que es muy real. Aunque la respuesta global tampoco ha contribuido a que pare. Especialmente porque es la primera vez que la sociedad globalizada se enfrenta a una gran pandemia”.
¿Qué es el COVID-19?
Pero, ¿qué es un coronavirus? Es una familia de virus descubierto en los 60, cuyo origen todavía es desconocido, en la que cada tipo de virus provoca una enfermedad diferente. En concreto, COVID-19 es un acrónimo que significa: COrona VIrus Desease 2019 o enfermedad provocada por el Coronavirus de 2019.
Y, ¿a qué coronavirus nos enfrentamos? Se trata del SARS CoV-2 (por sus siglas en inglés, Severe Acute Respiratory Syndrome Corona Virus 2, o Síndrome Respiratorio Agudo Grave por Coronavirus 2) (el primero fue el de 2003). Como explica Fernando Baisón: “Es un síndrome, un conjunto de síntomas que se presentan juntos, que causa una infección en la vías respiratorias en la mayoría de los casos, que puede provocar neumonía, que al final es lo grave”. Además, apunta al peligro de la co-infección del COVID-19 con otras enfermedades previas y las sinergias que potencian algunos cuadros que pueden ser mortales. “Cualquier afección previa del sistema respiratorio como ser asmático, tener bronquitis crónica o ser fumador son factores de riesgo”. Julio Rodríguez hace la analogía con el VIH, el virus que provoca el SIDA, en donde: “Cualquier tipo de co-infección del VIH con otro virus, puede provocar que ese virus sea mortal”.
¿Dónde surge?
La evidencia ha permitido trazar el primer foco de infección a China, a la provincia de Hubei, concretamente a su capital Wuhan. Una ciudad “pequeña” para los estándares chinos, de unas 10 millones de personas – “más que la comunidad autónoma de Andalucía, que es la más poblada de España”, apunta Fernando –. Luego están los estudios genéticos que se han hecho, donde se han conseguido secuenciar más de 1543 cepas de este brote en distintos países mediante estudios de metagenómica, donde se ha descubierto que esta variedad de coronavirus tiene muchas similitudes con los que se suelen encontrar en especies animales exóticas como murciélagos y pangolines.
Y aunque esto pueda sonar a teoría loca y sin sentido, la evidencia científica lo respalda de forma abrumadora. Pero, ¿cómo ha conseguido un virus que afecta a dos especies exóticas haber llegado a afectar a todo el mundo? Como bien dice Fernando: “Estas dos especies forman parte de la dieta típica que se puede encontrar en el mercado de Wuhan donde se identificó el foco inicial de todo, en el que no había ningún tipo de control sanitario. También se usan mucho en la medicina tradicional china”. Esto plantea dos preguntas:
La primera, ¿cómo acabaron especies exóticas como estas en un mercado chino? Para entender esto hay que saber un poco sobre historia reciente de China y remontarse a 1970. Década en la que, lejos de ser la potencia que es hoy, vivió una de las hambrunas más fuertes – del siglo pasado –, que se saldó con la vida de más de 36 millones de personas. El régimen comunista, que controlaba entonces la producción agropecuaria del país (ganado porcino, ovino y avícola), incapaz de alimentar a su población que rondaba los 900 millones de personas, les alentó a salir de la pobreza y alimentarse como pudieran durante esa crisis alimentaria. Esto llevaría, años más tarde, a la aprobación de la Ley de Protección de la Vida Salvaje de 1988, que designaba a los animales como “recursos propiedad del estado” y que protegía a los ciudadanos y entidades que desarrollasen actividades de explotación de la fauna salvaje. Fue esta ley la que abriría la puerta a la creación de los Wet Markets (como el mercado de Wuhan donde se encontró el primer foco de infección), que tienen la particularidad de albergar la venta de animales vivos, que son matados y despiezados in-situ, y cuyo almacenamiento o procedimientos no siguen ninguna regla sanitaria.
Y la segunda, ¿cómo ha conseguido el virus saltar de un murciélago y un pangolín al ser humano? Ambos expertos coinciden en que la falta de salubridad en las condiciones generales de estos mercados y en el estado de los animales vivos, hace que sea muy fácil que estos enfermen. Al estar todos en el mismo espacio, donde además hay aglomeraciones de gente, que consume estos animales – que no han sido vacunados o tratados de ninguna forma – muchas veces crudos, la transmisión de patógenos es algo que puede ocurrir muy fácilmente. Como explica Fernando: “En ese contexto, para un patógeno, mucha gente andando y aglomerada, es el ambiente perfecto para poder proliferar”.
¿Puede haber sido creado en un laboratorio?
Una de las teorías alternativas que más se ha podido oír es la de que este virus ha sido creado artificialmente en un laboratorio. Concretamente, en un laboratorio de investigación biológica que se encuentra en la propia provincia de Hubei. Sin embargo, tanto Julio Rodríguez – investigador postdoctorado en química medicinal – como Fernando Baisón – doctor en biología y cursando un postdoctorado en microbiología – niegan tajantemente este supuesto. “De hecho, ya se han publicado artículos científicos donde, tras analizar la secuencia genética del virus, ha quedado claro que este no había sido manipulado. Básicamente, todas las 1543 cepas analizadas tienen en común cosas con coronavirus encontrados en murciélagos y pangolines. Esa evidencia deja claro que lo que ha ocurrido aquí es una zoonosis (cuando una enfermedad pasa de un animal a un ser humano, por las razones que sea). Como ha habido tantas a lo largo de la historia”, afirma Fernando. Además, asevera que incluso la gripe común originariamente fue un virus de aves, que en un momento determinado saltó al ser humano.
Para Julio Rodríguez, hay evidencias claras de que este SARS CoV-2 no puede haber sido creado en un laboratorio. “Primero, es un hecho que los virus saltan de animales a humanos. Segundo, crear un virus en un laboratorio es algo difícil, pero posible. Sin embargo, atinar con las características concretas del virus y decir ‘Quiero que mute aquí, aquí y aquí’ y que esas mutaciones vayan a tener el efecto que tú quieras, es algo extremadamente complicado y que no es posible hacer en un laboratorio, ni en dos, ni tres. Harían falta décadas de investigación coordinada entre laboratorios del mundo entero, con miles de científicos involucrados”. Una conspiración de ese tamaño, concluye, sería simplemente imposible de encubrir. “También existe una tercera evidencia de que es imposible que se haya creado en un laboratorio. Cuando uno manipula un virus, está alterando su estructura natural, añadiendo partes nuevas al genoma del virus. Por ejemplo: igual que un médico puede reconocer al instante a un paciente que ha sido trasplantado de hígado, solo con examinarlo o con una analítica, los científicos podemos determinar si un virus ha sido o no manipulado, porque esa manipulación dejaría una marca detectable a nivel genómico”.
Fernando amplia la idea: “Yo por ejemplo trabajo mucho con bacterias. Cuando uno compara la secuencia del genoma normal de una bacteria, con la secuencia después de un proceso de poner y quitar uno o varios genes o una secuencia determinada de nucleótidos, en la secuencia alterada queda una marca donde antes podría haber estado un gen o una secuencia de nucleótidos determinada. Eso, cuando uno hace un análisis genético, queda claro al instante”. En el caso de la secuencia del virus que provoca el COVID-19, como apuntan tanto Fernando como Julio citando un artículo de la revista Nature de hace unas semanas, no se observa ninguna manipulación. De hecho, al compararlo con otros coronavirus de otras especies, queda claro que ha habido mutaciones puntuales, provocadas por una evolución aleatoria, a partir de cepas que tienen cosas en común con el coronavirus de murciélagos y pangolines.
¿El aislamiento, es la única forma de protegerse ahora mismo?
Teorías de la conspiración aparte, una de las cosas que más preocupa es cómo podemos evitar el contagio. Y no hemos parado de oír una y otra vez cuarentena, la palabra que más resuena en nuestras cabezas – y las paredes de nuestras casas – desde hace ya dos semanas. Sin duda, el aislamiento ha sido la medida más dura de todas las tomadas por los gobiernos del mundo, incluido el de nuestro país. Preguntados sobre este respecto, Julio y Fernando coinciden en que es la forma más segura y efectiva, ante la falta de una vacuna o tratamiento establecido. “Lo único malo de aislarte es que esa medida va a tener unos impactos que van más allá de la salud, como estamos viendo en la economía y al final siempre pagan, por desgracia, los mismos”, apunta Fernando Baisón.
Julio desarrolla un poco más sobre la idea del aislamiento como medida: “No sabemos si habría otra mejor, pero sí es la más eficiente y la más fácil de controlar. Porque si todo el mundo empieza a teletrabajar, a tomar un metro de distancia cuando salga, probablemente también se podrá parar la proyección del virus. Pero el problema es que no nos podemos fiar de que sea algo que todo el mundo vaya a cumplir. La evidencia está en lo que ha ocurrido en Italia o en Madrid. Porque lo importante es sacar al virus de la circulación y cortar su transmisión de humano a humano”, concluye, haciendo referencia a la crisis del SARS de 2003, que provocó bastantes infecciones y muertes, pero que tras el aislamiento y después de las medidas implementadas se sacó de la circulación y no ha vuelto a aparecer.
Otra cuestión importante que remarca Julio Rodríguez es que, aunque el mundo está mejor preparado que nunca para hacer frente a una pandemia de este tipo, se necesitan tiempo y recursos, para producir las pruebas necesarias para detectar los casos positivos, que es el gran problema al que nos enfrentamos ahora, sumado al colapso general de los sistemas sanitarios.
¿Vacuna? ¿Cuándo?
También se discuten mucho las noticias que aparecen sobre el desarrollo de las vacunas y la procedencia de estas. Preguntados directamente sobre qué tan inminente es que encuentren una y esta llegue a los afectados, ambos coinciden en que depende de los plazos establecidos por las Agencias de cada país, que suelen ser más bien largos. Aunque, teniendo en cuenta que en condiciones normales, primero se empezarían las pruebas en animales y luego se pasaría a muestras de población de forma escalonada hasta determinar que la vacuna es segura para todos, Fernando apunta que: “Si se saltan algunos de los pasos, pueden aparecer eventualmente efectos secundarios no deseados o contraindicaciones con otros fármacos”.
Dentro de la carrera por la vacuna hemos oído de todo. Desde que EEUU quería comprársela a investigadores alemanes, a que China ya está en vías de conseguirla. Muchos, incluso tomaban con recelo el hecho de que sea justamente el Gigante Asiático el que dé con la vacuna e incluso del porqué está saliendo de la crisis ahora, mientras el mundo batalla contra su propagación. Julio Rodríguez tiene una respuesta clara sobre este tema: “Comunismo. China es una sociedad híper ordenada, en la que las órdenes del gobierno no solo se acatan por miedo, sino por cultura. En Corea del Sur, donde no hay comunismo, el tipo de sociedad también ha influido tremendamente en su control. Allí hacían controles de carretera para monitorizar la temperatura de la gente para hacerles test rápidos, con una eficiencia y una cantidad de gente trabajando para el estado imposibles de ver en Europa”. También hace referencia al problema del secretismo de China y sus cifras, a la hora de poder extrapolar los resultados de las medidas del país asiático a Europa.
¿Un virus estacional?
Otra de las cosas sobre las que se especula – promovida por la diarrea verbal de Donald Trump y la ligereza con la que se tomó esta crisis hace unos meses – es que se trata de un virus estacional, que como la gripe desaparecerá con la subida de temperaturas. Sin embargo, no hay evidencia científica de que el sol veraniego que baña nuestras costas mitigue su propagación. Julio y Fernando lo explican con una sencilla evidencia: “Nosotros estamos en Chile, donde ahora es verano y estamos a 33ºC. Ya hay 1100 contagios y de momento 4 muertes, al mismo ritmo que otros países al principio”. Y Julio sentencia diciendo: “No hay evidencia científica de que el virus desaparezca con el calor”.
Esto demuestra que no se trata de una enfermedad estacional. Como apuntan tanto Fernando como Julio, que se encuentran en Chile – donde es verano –, la estacionalidad no está impidiendo que el virus se propague a esas latitudes también. Aunque Fernando comenta que en el caso de Sudamérica, la cercanía con el invierno puede ser un factor negativo. “Ahora mismo España está saliendo del periodo de gripe estacional, por lo que los casos de co-infección de ambos virus van a ser menores. En cambio en Chile estamos entrando en la época de influenza – nombre real del virus de la gripe – y eso es muy peligroso”. Justamente, como vemos diariamente en las noticias, las personas que están inmunodeprimidas o tienen alguna otra enfermedad son las más vulnerables ante los síntomas del COVID-19.
Y este debería ser uno de los principales factores de concienciación para la comunidad musical electrónica. Ya no porque lo podamos contraer y morir – aunque pocos, existen casos de muertes con/por coronavirus en menores de 40 años – sino porque es justamente la gente joven la que lo puede transmitir con mayor facilidad, incluso sin mostrar síntomas, pasándoselo a personas que sí puedan estar en riesgo. “Si lo que queremos hacer es sacar al virus de circulación, llevar a cabo cualquier reunión multitudinaria como partidos de futbol, manifestaciones, conciertos o mítines antes de tiempo va a tener el efecto contrario y habrá rebrotes”, concluye Fernando.
La pregunta del millón: ¿Hasta cuándo?
Ambos expertos coinciden en este punto. “Para empezar, hasta que se aplane la curva de contagios, sin una fecha concreta”. Y Julio continúa: “Hasta que esto no ocurra, no se puede acabar la cuarentena. Y no solo se tiene que aplanar la curva, sino que ese aplanamiento tiene que ser tan sostenido en el tiempo que el número de casos diarios sea cero o cercano a cero. Y ese día, o esa semana en la que se llegue a cero casos, se debería estar en cuarentena otros 15 días. No soy político ni epidemiólogo, pero creo que para asegurarnos de la efectividad de las medidas, no se puede hacer otra cosa. Porque aún cuando parezca que el virus no está, todavía puede quedar gente asintomática o portadora”. Y Fernando añade que incluso a los pacientes que ya han sido dados de alta, se le está recomendando hacer una cuarentena de 15 días más en casa, para asegurarse de que están totalmente libres del virus.
*Mañana publicaremos la segunda entrega – la parte juridico-económica y psicológica. Aunque si prefieres no esperar, puedes leer este artículo entero, en el siguiente enlace.
FUENTES EXPERTAS DE ESTE ARTÍCULO:
- Julio Rodríguez Lavado, doctor en Química Orgánica por la Universidad de Sevilla, investigador y finalizado posdoctorado en Química Medicinal por la Universidad de Chile;
- Fernando Baisón Olmo, licenciado y doctor en Biología por la Universidad de Sevilla, postdoctorado en un laboratorio de microbiología del Departamento De Bioquímica Y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile.
- Patricia Gaberias, socia fundadora Gabeiras y Asociados. En representación de la Asociación de Festivales de Música – FMA
- Rosana Corbacho, psicóloga experta en la industria musical y el tratamiento de adicciones y fundadora de M.I. Therapy.
ARTÍCULOS Y MATERIAL CONSULTADOS:
- Plowright, R., Parrish, C., McCallum, H. et al.Pathways to zoonotic spillover. Nat Rev Microbiol 15, 502–510 (2017). https://doi.org/10.1038/nrmicro.2017.45
- https://medium.com/@tomaspueyo/coronavirus-the-hammer-and-the-dance-be9337092b56
- https://www.iflscience.com/health-and-medicine/the-novel-coronavirus-was-not-engineered-in-a-lab-new-research-confirms
- https://www.vox.com/videos/2020/3/6/21168006/coronavirus-covid19-china-pandemic
- https://www.hispasonic.com/reportajes/coronavirus-ayudas-autonomos-musicos-profesionales-sonido/45018
- https://www-lavanguardia-com.cdn.ampproject.org/c/s/www.lavanguardia.com/musica/20200319/474254835741/musica-en-vivo-coronavirus-perdidas.html?facet=amp
- https://maldita.es/