Descubrimos Formentera con Anna Tur en el nº133 de DJ Mag ES
FORMENTERA
Parece mentira que estando tan cerca, la conociera tan poco. Recuerdo momentos muy entrañables con mi familia durante mi infancia, pasamos fines de semana inolvidables que recuerdo con mucho cariño. Más tarde, en mi adolescencia, cruzaba de Ibiza a Formentera de vez en cuando con amigos, y nos hacíamos la isla en bicicleta. Un poco más mayor, me acercaba en barco y siempre visitábamos los lugares típicos, como el Pirata o Juan y Andrea en la playa de Ses Illetes.
Siempre he sentido que Formentera es un lugar especial, mágico y único, pero nunca pensé que llegaría el día en el que me unirían tantas cosas a ella. Me enamoré y me casé con un formenterés, y tengo la suerte de tener una familia maravillosa allí.
Es un lugar inspirador, donde siento auténtica paz y tranquilidad. Allí puedes disfrutar de lugares increíbles, pero es una isla donde el movimiento y la actividad tan solo se genera en los meses de verano. A diferencia de Ibiza, la isla de Formentera tiene un invierno tranquilísimo. A penas hay bares o restaurantes donde ir a comer o cenar… pero en cambio, puede ser un auténtico privilegio recorrerte las playas sin cruzarte un alma, desconectar y disfrutar de la soledad; meditar, hacer yoga, rutas en bicicleta…
Cada vez me siento más conectada a Formentera, tengo claro que es el lugar donde quiero retirarme cuando llegue el momento y no volver nunca más a la civilización (risas)… aunque para eso, en realidad, todavía quedan muchos años. Me imagino en una casita con mi huertito, cabritas y, por supuesto, un buen estudio.
En Formentera puedes disfrutar de sus encantos naturales y visitar lugares emblemáticos como el Far de la Mola o el de Cap de Barbaria (muy conocido por la película “Lucía y el sexo”), sus mercadillos, restaurantes tradicionales y lugares de encanto renovados, como el maravilloso Hostal La Savina, que es posiblemente mi lugar preferido del planeta. También me encantaría recomendar lugares nuevos; como Casa Pacha, donde puedes gozar de una cocina mediterránea fusión y de autor en un entorno orgánico y, de postre, ¡un buen baño en su maravillosa playa! Creo que la Platja de Mitjorn es mi preferida. Su amplitud y aguas cristalinas la hacen única e irrepetible. Y para acabar el día, la guinda del pastel sería una maravillosa cena en el Restaurante Quimera y un paseo por el puerto antes de ir a dormir.