Monitores ¡Los chivatos del mundo del audio!
Todo cuanto haces en tu estudio, musicalmente hablando, pasa por tus altavoces. Desde lo que vas a pinchar el fin de semana hasta el ultimo tema que estás mezclando. Realmente son la pieza más importante de tu estudio y sin duda merecen un poco de atención. Ya tengas un estudio pequeño en casa o un local insonorizado grande, este artículo te ayudará a sacarle más rendimiento a tu inversión.
Tipos de monitores
En los estudios profesionales, habitualmente contamos con varios sistemas de altavoces que dividiremos en tres categorías: campo cercano, campo medio, campo lejano
Estos nombres hacen referencia a la posición de los altavoces en la sala, respecto a nuestra posición de trabajo. Es decir, como de lejos de nosotros están situados los monitores. Teniendo en cuenta esto, hay que saber que existe un concepto llamado “distancia crítica” que define el ratio entre el sonido del altavoz y la interacción con la sala (tu acústica). Vamos ver un poco por encima estas categorías.
En el primer caso, los monitores de campo cercano se suelen situar a una distancia de entre un metro y metro y medio. A esa distancia, la mayoría de los altavoces generan el máximo de presión sonora (SPL). Cuidado con el volumen, ya que podrías dañarte el oído.
Como estás muy cerca de ellos, a un volumen relativamente bajo, escucharás más el monitor que la sala, así que resulta ideal si tienes problemas de acústica. Para obtener un buen ratio, debes oír un sonido directo del altavoz, pero vibrante (con ambiente).
Si lo pones muy alto de volumen, notarás un sonido seco y con mucha dinámica, no te engañes, son tus oídos que se “comprimen” para protegerse. Si están muy bajos de volumen, oirás mucha sala, y un sonido poco definido. Usa tus oídos para ajustar un buen volumen de trabajo.
Los monitores de campo medio, se usan a una distancia mayor y lo habitual es que sean de al menos 3 vías, por lo que el tamaño es determinante. Si tienes un altavoz muy grande, deberías usarlo en campo medio, a unos 2 metros o poco más de distancia.
Como ya habrás supuesto, la distancia crítica aquí hará que escuches más la sala al mismo volumen que con los de campo medio, pero como están más lejos, en realidad, están perdiendo energía según te alcanzan (si tienes curiosidad, mírate la ley de la inversa del cuadrado). Ahora, para tener la misma presión en tu punto de escucha, debes subir un poco el volumen. Este tipo de altavoces son muy recomendables, pero necesitan mucho espacio y una acústica bien trabajada.
Campo lejano ya te imaginas que es ¿no? Son altavoces de gran formato que se colocan lejos del oyente. De esta manera lo que oímos es un sonido extremadamente natural, ya que percibimos una relación 50/50 entre sonido del altavoz y sala. Es evidente que a más lejos del altavoz, mejor acústica debemos tener.
Bien, ahora que ya sabemos que en un estudio pequeño o mediano, es una gran idea usar monitores de campo cercano. Vamos a ver como sacarles el máximo partido:
En primer lugar, vamos a ver donde te debes situar tú, pues esto determinará la posición de tus altavoces. Como norma general, si estás en una habitación rectangular, colócate en el 38% de la medida más larga, y en el centro del ancho. Así aprovecharás mejor el espacio para que los graves tengan más sitio para formarse sin distorsión (si no te queda muy claro el porqué, no te preocupes que otro día os hablaré de la acústica).
Si ya estás en la posición que debes, ahora debes colocar tus altavoces formando un triangulo equilátero midiendo 1 metro o poco más desde detrás de tu cabeza (tu nuca) hasta el cono de graves. Si lo has hecho bien, la distancia entre ellos será la misma que hasta a ti.
Colocación de los monitores
Uno de los peores sitios es en la propia mesa de trabajo. Esto solo causará un fenómeno llamado filtro en peine que es algo realmente molesto, muchas frecuencias se suman y otras se cancelan. ¡Así estás perdiendo €uros a tus monitores!
El mejor sitio posible es un stand para altavoces. Para que no te den gato por liebre, la base del stand, donde reposan tus altavoces, debe medir lo mismo o ligeramente menos que tus monitores. Las patas deben ser lo más densas posibles a fin de evitar vibraciones (el sonido viaja por las patas hasta el suelo y de ahí a las paredes causando molestas resonancias).
El lugar apropiado para montarlos, es detrás de tu mesa y a una altura de forma que el twitter quede por encima de tu oreja. Evita los múltiplos de las longitudes de tu sala… por ejemplo, si la altura de tu habitación es de 2 metros, no los pongas a uno, es preferible que queden un poco más altos y evitar coincidencias.
Si no tienes mucho dinero para los stands, puedes buscar soluciones DIY bastante efectivas y económicas.
Un ultimo apunte sobre la colocación, según el tamaño de tu sala, es posible que los tengas que pegar mucho a la pared de enfrente tuyo. Si no te queda más remedio, mejor muévete un poco y pasa de ese 38% de la sala. Es mejor que tenerlo muy pegados a la pared ya que tendrás un incremento en graves confuso y molesto (bola de graves).
Calibración de volumen ideal
Para el siguiente paso necesitas un sonómetro, como aun no somos ingenieros acústicos profesionales, bájate alguna App para el móvil que mida SPL en dBs. Si eres un poco más pro, usa algún software de medición y un micro para estas tareas (Room EQ Wizard es gratis y muy potente y como micro, el Behringer MIC8000 te salvará la cartera de agujeros indeseados).
Bien, pon el volumen a cero en tu control de monitores. Desde tu DAW, usa un generador de ruido rosa y envía esa señal a -18 dBFS a tu salida de monitores. Ahora ve subiendo el volumen de los altavoces hasta que en tu APP leas entre 73 dBSPL y 85 dBSPL, entre esas medidas está tu sweet spot. Fíjate en el balance entre sala y señal. Ni muy seco ni mucha sala es lo ideal.
Ten en cuenta que si está muy alto, tendrás fatiga auditiva muy rápido y tus decisiones no serán las apropiadas (ya hablaremos de ello en otro momento, es un tema muy interesante).
Deja una marca en tu control de volumen, este nivel es tu referencia para decisiones críticas, como un final mix. Esto no quiere decir que estés todo el rato a ese nivel, pero si vas a escuchar música de forma analítica, este es el lugar del potenciómetro de volumen.
Por cierto, un buen training de tu nuevo, flamante y “bien configurado” sistema de escucha, es escucharte los discos que tengas como referencia de buen sonido al nivel que has elegido. Así tu oído se “hará” a lo que es buen sonido y te será más fácil notar diferencias cuando se trate de tu música.
En un próximo número os hablaré de acústica de guerrilla para el home estudio, pero como digo ¡será en otro momento! ¡Hasta entonces!
* Extraído de DJ Mag Es 91