Festivales, la guerra de cifras
Autor: Max Power
¡1.000 gracias! ¡Cifra record de 12.000 asistentes! ¡120.000 personas bailaron al son [poned el nombre del headliner de turno aquí]! Cualquiera de estas frases se puede leer encabezando el 90% de notas de prensa que currantes del oficio de prensa han de hacer llegar a los medios de comunicación momentos después de que el festival de turno acabe, para hacer balance – siempre positivo, casualidad o no – del cliente para el que se trabaja.
Pocas veces, por no decir ninguna, hemos visto una noticia post-festival en el que el promotor adolezca la falta de asistentes a su evento, ya siquiera reconozca sus puntos débiles o fallos en la edición que toca a su fin. Siempre hay que ver el lado positivo, porque, evidentemente, no vas a escupir al cielo esperando que luego no te caiga.
Lo malo es que hoy en día, con las redes sociales de por medio, es difícil que el troll de turno, enfadado porque los seguratas le sacaron en medio de su actuación favorita por el morado que llevaba, se meta en tu perfil e, iracundo, sea el que ponga los puntos sobre las íes y descubra las vergüenzas de tu evento haciendo que te enfrentes a la cruda realidad.
Ni 1.000, ni 12.000 ni 120.000, ni leches. A tu fiesta no ha ido ni el tato y, como agente de prensa de tu cliente, has tenido que hacer de tripas corazón e intentar maquillarlo de la mejor forma posible, aun a riesgo de que el cliente te diga que eso no se puede hacer o decir así (porque al final el cliente siempre tiene la razón).
Resulta revelador cuánto hay de verdad y de ficción en la guerra de cifras que, cada año y sobre todo durante el verano, inunda las redacciones de los medios especializados y no especializados sobre los asistentes a un festival, sobre todo en los que llevan menos de cinco ediciones y en su cartel repiten el sota-caballo-rey que ya aborrecemos todos.
Pero, ¿qué pasa? ¿Es que no hay una forma de saber cuánta gente ha ido a tu festi? ¿Cómo se cuenta a la gente que entra? ¿Y cuando tu evento dura más de un día? Respondiendo en orden: sí; depende; y ahí está el truco.
Actualmente, con las tecnologías y la digitalización de los controles de acceso, está claro que se tiene un control completo de los asistentes a cada uno de los eventos que se hacen en nuestro país. Así que, evidentemente, el promotor sabe al instante si su evento ha conseguido el objetivo o no. Existen otras estrategias, pero la respuesta siempre es la misma.
Por otra parte, si un evento X dura dos días o más ahí es donde podemos jugar un poco.
De pronto nos llega una nota de prensa diciendo que al festival X, asistieron 300 mil personas. Tremendo titular.
Más adelante nos dicen ya que cada uno de los tres días del festival el conteo estuvo en torno a los 120.000, por lo que evidentemente el total de 300.000 es una sumatoria de todas las jornadas. Pero, ¿es esto cierto? ¿De verdad fueron 300.000 personas ‘únicas’, como los ‘usuarios únicos de una web’? Probablemente no.
Es una cifra absoluta, porque evidentemente si una persona con su entrada nominal entra los tres días eso no la convierte en tres personas. Suena más bonito esa media mágica de 300.000 y como los medios – nosotros incluidos – tenemos que comer, por ello, pondremos la cifra gorda para que se desate el clickbait y aquí todos contentos.
Cabe destacar que hay contadas excepciones en las que el festival miente y dice que tiene menos asistentes. ¡Oh dios! ¡¿Porqué alguien haría semejante cosa?! Pues probablemente porque su aforo estaba limitado a X y al final entraron X+1 y no quieren problemas.
Si miramos fuera de nuestras fronteras observaremos que, directamente, muchas citas de gran calibre, directamente, no consideran necesario encabezar sus comunicaciones con el número de asistentes al festival, sino que ponen en acento en las 1000 cuestiones diferentes que sí fueron noticia en el transcurrir de su realización y no buscan medírsela con el vecino de enfrente…
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo nos creemos lo que nos cuenta el festival de turno? La respuesta es nada. No hacemos nada. ¿Por qué? Pues porque, a diferencia de lo que puedan pensar muchos – sobre todo algunos promotores –, la calidad o el éxito de un festival no se mide por meter a más o menos asistentes. Ahí está la cuestión que muchos promotores se resisten a entender, especialmente en las escenas de ciertas grandes ciudades de nuestro país y ahí es donde deberíamos – como escena – estar tomando ejemplo de otros países europeos.
* Extraído de DJ Mag Es 088