Cambios radicales
Autor: Eduardo P. Waasdorp
Sebastien Devaud es un nombre que necesita poca presentación. Quizá si decimos Agoria os suene más… El francés ha estado gestando durante mucho tiempo su última creación en largo formato: ‘Drift’. Como su nombre en inglés indica, este nuevo LP es un giro o cambio sobre la forma que tenía de trabajar en sus trabajos musicales.
Alejándose un poco del sonido prototípico de club, Agoria, con este ‘Drift’ ha buscado la vuelta a las raíces naturales y espontáneas, que se han perdido un poco en la creación musical, para crear un álbum que nace de experiencias y vivencias naturales en la vida del artista. Encuentros fugaces, anécdotas en festivales, creadores sonoros… ‘Drift’ es sin duda una recopilación de historias que hacen que el producto final sea todavía más rico en significado. Porque la música, es impecable.
Tuvimos la oportunidad de sentarnos – o tumbarnos, si estáis atentos a nuestras stories – con Sebastien durante el pasado IMS 2019, en el Hard Rock Hotel Ibiza, para que nos cuente los entresijos de este “cambio” y los detalles de su residencia homónima de este año en la isla blanca. ¡Música, maestro!
¡Hola, Sebastien! ¡Gracias por atendernos! ¿Cómo ha ido tu año hasta ahora?
Para mi las preguntas que tienen que ver con el tiempo son un poco difíciles de responder. No creo en el tiempo, si te soy sincero. Es una invención humana y si quieres podemos hablar de esta teoría, pero nos llevaría un par de horas (risas)… Soy muy fan de las pelis de Christopher Nolan y estoy de acuerdo con muchas de sus ideas…
Pero contestando a tu pregunta, el año está pasando muy rápido. Para mi es difícil evaluar el tiempo y te puedo decir que las últimas semanas han sido frenéticas.
Acabas de publicar tu esperado álbum de estudio, ‘Drift’. ¿Cómo ha sido la recepción entre crítica y público?
Con el tema de la crítica te voy a dejar a ti decidir, porque tú eres el crítico. En cuanto al público, muy bien. ¿Sabes?, se me conoce más por temas de club, como ‘Scala’, así que tenía ganas de ver la reacción de la gente, porque este álbum se sale de esa idea. Y obviamente pensaba que de alguna forma “los guardianes del templo” iban a estar disgustados con este cambio, que yo había decidido.
Pero nada más lejos de la realidad. Mucha gente estuvo feliz de poder salir de ese “templo” y ver la luz. Y yo estoy contento de haber traído ese poco de luz. La respuesta ha sido muy positiva y aunque hubiera sido negativa, no me hubiera importado tanto, porque yo estoy muy contento con mi disco. Y es exactamente lo que quería publicar. Mucha gente cercana a mi lo escucha y me dice que me reconoce en él. Es muy positivo, especialmente en la electrónica, que es un mercado nicho. La gente esta siempre pendiente de todo lo que sacas y todos tienen una opinión, que al final resulta un poco molesta.
Al principio la electrónica era muy abierta. Si escuchas el primer disco de Model500, de Juan Atkins, él ya tocaba todos los estilos en esa época. Pienso que las ganas que hay por clasificar y etiquetar todo, en cierto modo, si bien ha ayudado a la gente a entender mejor y a encontrar sus propios gustos, por otro lado ha matado un poco la espontaneidad. Y creo que mientras más cambias, más te encuentras. Mientras mayor sea riesgo, más probabilidades hay de que salga tu verdadero yo.
Por lo que a nosotros respecta, es un trabajo colorido, con muchos tonos diferentes. ¿Cómo valoras la progresión de tu sonido en este álbum, comparado, por ejemplo, con ‘Impermanence’?
‘Impermanence’ era un trabajo en el que quise traer a gente como Seth Troxler, Carl Craig para que cantasen. Esa era mi perspectiva, que DJs de techno saliesen de su zona de confort y cantasen para mí. Con ‘Drift’ el proceso ha sido muy diferente. Ha sido más lento, pasé mucho tiempo grabando a artistas, músicos y vocalistas y lo que más me ha gustado de este proceso es que ha sido natural. Sin managements, sin prensa, sin nada.
Por ejemplo, con NOEMIE, un día estaba comiendo con unos cuantos amigos de la industria de la moda y se me acercó y me preguntó así, sin más: “Hey, ¿qué tal? ¿Eres Agoria? ¿No? ¡Me encantaría hacer un track contigo! Soy cantante…”. Y yo no tenía ni idea de quien era, y se me presentó así. Lo primero que pensé: “Wow, cuánta confianza…”. Pero fue genial, ella es muy positiva, muy buena onda… Y le dije que sí, fuimos al estudio y la magia simplemente ocurrió… Fue fantástico, ella tiene una voz increíble. Para que te hagas una idea, fuimos al estudio la misma noche que nos conocimos. Le puse un track y cantó sobre él y ya lo teníamos. Todas las colaboraciones de este disco han sido así.
Sale ocho años después de tu último LP. ¿Cuánto tiempo te costó acabarlo? ¿Cómo fue el proceso?
Lo principal era tener tiempo para pasar en el estudio. Pasamos mucho tiempo de viaje, en clubes, en la oscuridad y un poco solos… porque aunque estemos rodeados de gente, siempre estamos lejos de amigos y familia. Entonces, ese tipo de soledad se traslada al estudio también. Estás solo delante de máquinas o el ordenador. El proceso que quería era traer la alegría de vuelta al estudio y eso se consigue trayendo músicos, como pianistas, cantantes, baterías… y grabarles día y noche. Algunos artistas venían tarde, por la noche, y algunos como STS venían, pasaban cuatro minutos, les molaba lo que había hecho, cantaban y todo listo en cuatro minutos. Para algunos tracks ha sido lo contrario: tres semanas dándole vueltas y no pasaba nada…
Al final lo dejas o se convierte en un bucle…
Exacto. La mayor parte del tiempo, si tienes que luchar para que suene bien, lo mejor es dejarlo. Tan rápido como puedas. Porque eso significa que hay cosas básicas que no funcionan y tu creación está muerta. El cerebro es así. En cuanto empieza a cerrarse en algo, empiezas a perder inspiración.
Hay varios destacados. ‘Call Of The Wild’ es sin duda uno. Pero me atrae ‘Scala’, en el que introduces esos sonidos de guitarra que me sorprendieron. ¿Qué te llevó a usar este tipo de sonidos?
Todo ha sido muy natural. En el caso de ‘Scala’, estuve en un festival y leí que Jacques había perdido todo su equipo. Así que le escribí y le dije: “Hey tío, si quieres pásate por el escenario cuando esté tocando y hazlo conmigo, así no habrás venido en vano y tal”. Y me dijo que era muy majo y que claro, que se pasaba. Yo estuve pinchando como durante una hora y él se puso a meditar a mis pies, en el escenario. Y dejé de pinchar y dijo: “!Vale, vamos!”. Y se levantó, se puso frente a la cabina con una guitarra y empezó a improvisar. Así surgió esto. Fue fantástico y decidimos grabarlo en el estudio.
Luego, también hay cortes ambient, como ‘Computer Program Reality’. ¿Qué querías expresar con este track? ¿Cuál es su leit motiv?
No sé si has notado que hay un discurso, que es un extracto de un discurso de Philip K. Dick de los 70, que dice: “Vivimos en una realidad programada por ordenador”, lo que significa que cada vez que tengas la impresión de un deja-vú, es un fallo en Matrix. Eso me ecanta, me ecanta su conferencia y esas palabras. Es un genio y eso era un tributo a él.
‘Drift’ te ha visto colaborar con cinco artistas en diez de las pistas, incluyendo al rapero de Filadelfia, STS, el aclamado artista francés Jacques, o Phoebe Killdeer, Blasé y los músicos Sacha Rudy y NOEMIE. ¿Por qué ellos?
A Phoebe Killdeer me la presentó un amigo y me encantó. Es el soul por excelencia. Es la única que no grabó en mi estudio, le mandé la canción y lo grabó en su casa, con un micrófono no demasiado bueno, pero la emoción era tan increíble que le dije que no hacía falta volver a grabar nada. Era perfecta.
Resalta la espontaneidad en una época en la que en toda producción musical, se cuida hasta el mínimo detalle…
Tampoco es malo que esté sobre-producido. Si todavía se siente el alma, está bien. Puede estar grabado horriblemente mal, pero si se siente el alma se puede salvar. Tiene más que ver con cómo percibes las frecuencias y recibes la emoción que transmite el track. Si escuchas cómo produjo Quincy Jones alguno de los tracks de Michael Jackson, puedes fijarte en que está increíblemente bien producida, con una atención al detalle apabullante. Pero la emoción está ahí. No suena como si estuviera sobre-producida, pero lleva más cuidado que cualquier otra cosa que hayas podido escuchar. También, estamos hablando de Quincy Jones (risas)…
Especialmente interesante es la colaboración con Nicolas Becker, responsable de la música en la película Gravity. ¿Cómo llegaste a colaborar con él?
Cuando empecé a trabajar con bandas sonoras, conocí a muchos artistas creativos y fantástico. Y Nicolas es el mejor diseñador sonoro del mundo, para mí. Lo que hizo, por ejemplo, en The Arrival, donde creó todo el idioma de los aliens y cada sonido de la película, es impresionante.
A mí lo que más me impactó, por ejemplo, de su trabajo en Gravity fue el uso de los silencios…
Esa, de hecho, es la razón por la que es tan buen en el diseño sonoro. El mejor diseño de sonido, la mayor parte del tiempo, es el que no escuchas. Pero está ahí y no te das cuenta. He aprendido mucho de él, especialmente en el uso de micrófonos y cómo graba ciertas cosas. Consigue que hasta una pequeña ola suene como un terremoto. O al revés. Es un mago del sonido y, de hecho, al final del año pasado me ayudó grabando mi Essential Mix.
¿Qué nos cuentas de tu directo? ¿Veremos innovaciones en el futuro cercano?
Acabo de terminar de hacer los ensayos para el nuevo directo esta semana, que va a adaptar los temas del álbum. Cada tema tendrá un arreglo especial, habrá algo interesante con luces, que debutamos en Primavera Sound.
E hilando con tu colaboración con Nicolas Becker, ¿te vamos a ver poniendo banda sonora a películas, como con Go Fast?
¡Pues sí! Estoy trabajando en una banda sonora ahora, para una película que se llama Mon Cousin, en la que actúan François Damiens y Vincent Lindon, dirigida por Jan Kounen.
También, el titulo del disco ha inspirado el nombre de tu residencia en Ibiza este año, en Blue Marlin. Has cerrado a artistas de la talla de DJ Harvey, Henrik Schwarz, George Fitzgerald, Cassius, Gerd Janson, Groove Armada o Krystal Klear. ¿Qué tan complicado es gestionar una residencia en Ibiza?
Lo bueno de esta residencia es que es igual que mi álbum. Por eso quise llamarla Drift (cambio). Tienes a gente súper underground, como Denis Horvat, Culoe de Song o DJ Harvey, y al mismo tiempo tienes a gente como Jack Back. El ambiente es muy abierto y eso me encanta, porque estoy cansado de las discusiones vacías sobre cosas que solo le importan a tres personas. ¿Qué más da? Lo único que importa es que la gente se divierta, pongan la música que pongan. Va a haber sorpresas, porque he pedido expresamente a todos los invitados que pongan lo que quieran…
¿Cómo ves la isla este año?
Acabo de aterrizar, pero lo que si te puedo decir es que me ha sorprendido la cantidad de gente que hay ya a estas alturas, y estamos en mayo. Tengo ganas de ver lo que pasa, porque estoy empezando esta aventura de cero y es un reto para escribir una nueva página en mi vida, sin expectativas. Creo que es más difícil para artistas que llevan con sus residencias desde hace cuatro o seis años, porque tienen que buscar la forma de reinventarse cada año y, a la vez, la gente espera ver lo que ya les has dado. Es complicado conseguir un equilibrio.
Nos encontramos en mitad del IMS, cuyo tema principal es la salud mental. ¿Qué tan importante es poner el foco en estos problemas? ¿Qué haces tú por equilibrar ese aspecto?
Creo que lo mejor es conocerte a ti mismo lo mejor que puedas. Porque cuando quieres ser artista, te cuestionas todos los días. Es muy difícil evitar las dudas, hacerlo todo tú mismo, y es fácil sentirse abandonado. Por eso creo que lo importante es estar bien rodeado, tener buenos amigos, una familia fuerte… Y si no tienes esa suerte, hay buenas formas de terapia, tanto convencionales como no convencionales, que pueden servir para muchas cosas. A mi, por ejemplo, me gusta la magnetoterapia, el neurofeedback…
Hay personas que buscan experiencias chamánicas y extra sensoriales. Yo las he probado, pero al final te acabas sintiendo como un experimento de laboratorio. Hay que tener mucho cuidado con cosas que están muy de moda, como el ayahuasca, porque no son cosas que hay que hacer a la ligera, pueden tener un impacto y lo más importante: se puede llegar a alterar la mente sin el uso de psicotrópicos.
¿Qué más te depara el resto del año? Especialmente después de verano…
Cada viernes me podéis encontrar en Blue Marlin y cada viernes y sábado, en cualquier festival (risas). Sapiens va muy bien, espero que siga así, acabamos de publicar varias cosas interesantes y el siguiente es una colaboración entre Jacques y yo. ¡Y poco más!
¡Muchas gracias por tu tiempo, Sebastien!
¡A vosotros!
* Extraído de DJ Mag ES 102